jueves, 3 de marzo de 2016

En Sevilla hubo dos Hermandades de La Borriquita


Durante más de un siglo, dos hermandades de penitencia sevillanas rememoraban simultáneamente el gozoso misterio de la Entrada de Jesús en Jerusalén.

No piense quien  esto lea en que hay error o confusión en el título, pues tal afirmación responde a la  curiosa y poco conocida circunstancia de que en la antigüedad, y durante más de un siglo, dos hermandades de penitencia sevillanas rememoraban simultáneamente el gozoso misterio de la Entrada de Jesús en Jerusalén.

En la actualidad no es tan frecuente, como en tiempos pretéritos, encontrar varias imágenes con la misma advocación.  Salvo las cuatro que llevan el sevillanísimo nombre de Esperanza, las tres de la Soledad, las dos de la Palma y las dos de la Gracia, no acuden, en el instante de escribir estas líneas, a mi envejecida memoria otras destacadas coincidencias. En cuanto a las advocaciones cristíferas la  Buena Muerte la Salud y las Penas vienen con presteza al recuerdo. Como los Jesús Nazareno del Silencio y de la O. En misterios conmemorativos destaca los situados en el huerto de los olivos, en el que a dos hermandades veteranas, Montesión y Prendimiento se les ha unido, en el reciente pasado siglo, la del  Beso de Judas, lo que suma  hasta tres olivos procesionantes.

Pero hubo un tiempo  en  que en Sevilla coincidieron dos hermandades de la Borriquita; una, la actual de la Sagrada Entrada en Jerusalén que, en 1618, se unió a la del Cristo del Amor, como sigue en la actualidad, y otra, la titulada, Entrada Triunfante de Nuestro Señor Jesucristo en Jerusalén, Nuestra Señora del Desamparo y San Sebastián mártir, emplazada en un hospital existente en el antiguo barrio de San Sebastián, hoy desaparecido.  

Este barrio lo formaba una extensa población asentada a la orilla del Guadalquivir en su margen trianera, cerca del lugar conocido por el nombre de Puerto Camaronero, frente a la Torre del Oro y la confluencia del Tagarete. Limitaba al norte con el actual templo de los Paules, en calle Pagés del Corro, esquina a Salado, y al sur con el antiguo templo del convento de los Remedios, en la actual plaza de Cuba.

En dicho barrio, que se despobló definitivamente hará dos siglos, a causa de los repetidos azotes de las inundaciones desencadenadas durante el último cuarto del siglo XVIII y el primero del XIX, existía, desde tiempo inmemorial, una Hermandad que rendía culto a San Sebastián, y que gozó de prosperidad, pues unas huertas, un  naranjal y otras tierras sembradas anejas eran de su propiedad y mantenía hospital propio, hasta que fue, con el tempo, reduciendo sus rentas y hubo de cerrar el hospital, dedicándose sólo al culto de San Sebastián, por lo que decreció en gran medida el número de sus hermanos.

Un grupo  de  religiosos de la orden de San Francisco de Paula, según informa Ortiz de Zúñiga, procedentes  de su convento de Écija, establecieron uno en la collación de San Miguel, en 1612, de la que se trasladaron, en 1615, a la capilla y hospital trianero de San Sebastián, con la complacencia de la Hermandad que, así, pronosticaba  mayores horizontes a su vida piadosa, pues los nuevos religiosos levantaron un templo en el que rendían culto a Nuestra Señora, bajo la advocación de la Victoria, donde nació, a mediados del siglo XVII, esta hermandad trianera de la “Borriquita” que, según el historiador Bermejo, aprobó sus Reglas en 1666. Dos años después se fusionaba con la hermandad de San Sebastián, que volvió a arrastrar lánguida y tibia existencia, ocupando su capilla, que estaba situada al fondo del templo, del lado del Evangelio y debajo del coro;  en su altar, de dos cuerpos, el principal exponía a la veneración de los fieles las imágenes titulares de Jesús Entrante en Jerusalén y María Santísima del Desamparo. Y en el cuerpo superior, la imagen de San Sebastián asaeteado.

 Supone Bermejo que esta cofradía de la Entrada Triunfante en Jerusalén haría estación de penitencia al templo de Santa Ana, como todas las del arrabal trianero, y que la efectuaría el Domingo de Ramos, al igual que lo hacía y lo sigue haciendo la sevillana del gremio de medidores de la Alhóndiga, Sagrada Entrada en Jerusalén, pues no figuraba consignada  en el llamamiento que se hacía el Martes Santo, para que efectuaran su estación todas las cofradías sevillanas en el, entonces, triduo sacro procesional, formado por Miércoles, Jueves y Viernes Santos, pues el Sábado ya se consideraba glorioso.

Entre los escasísimos datos  existentes de esta hermandad trianera, pues los de fuentes anteriores a Bermejo los recoge este paciente historiador de las “Glorias Religiosas de Sevilla” y las posteriores a 1882, en su mayoría beben del citado  estudio, hay  constancia de haber efectuado su estación en diversos años de la segunda mitad del siglo XVIII, hasta el de 1787, que fue la última vez que consta haberla hecho. Si a partir de este año dejo de efectuarla, nunca llegaría a hacer estación a la Catedral, pues la primera  que se arriesgó a cruzar el peligroso, por inestable, puente de  barcas, en meses tan lluviosos y, por ende, de río tan crecido y caudaloso, como marzo o abril, fue, como es bien notorio y aún quedan muestras gráficas de ello la Hermandad de Nuestra Señora de la O.

Con la destrucción del convento de la Victoria durante la invasión francesa, se perdieron sus pasos y el misterio de la Entrada Triunfante de Jesucristo en Jerusalén, salvándose sólo las imágenes que, en la exclaustración de 1835 hubo que trasladarlas al templo conventual de Los Remedios, en el que no pudo recuperarse, hasta que desaparecieron del mismo a causa de la Revolución de septiembre de 1868, no existiendo noticia del paradero de sus imágenes y enseres. Así, pues,  desde 1666, año en que le fueron aprobadas sus Reglas, existían en Sevilla dos hermandades de la Entrada en Jerusalén, la sevillana y la trianera, que estuvieron haciendo estación, simultáneamente, aunque sin encontrarse, porque el río las separaba, hasta 1787. Tal coincidencia es sumamente curiosa, porque ¿Cómo recibiría la churumbelería de las cavas trianeras a su “Borriquita”?    

Julio Martínez Velasco